martes, 20 de abril de 2010

Guía alimentaria en obesidad infantil

Las recomendaciones para niños mayores de 2 años son las mismas que para los adultos: no más de 30% de las calorías totales diarias proveniente de grasas. La alimentación del niño obeso debe incluir las necesidades nutricionales para el crecimiento. No se debe restringir ningún nutriente ya que esto comprometer su salud.

· En el tratamiento de la obesidad infantil los cambios deben de ir enfocados a evitar comidas con excesiva cantidad de grasas, azucares y se debe evitar las calorías vacas (que no aportan ningún nutriente importante).

· La meta será, por lo tanto, escoger alimentos frescos como frutas y vegetales, alimentos integrales, carnes bajas en grasa, entre otros.

· Se debe hacer un cambio progresivo en relación a los hábitos alimentarios (orden y distribución de las comidas, tamaño de las porciones, etc.).

· Se deben hacer todos los tiempos de comida. Hasta 6 al día. Desayuno, merienda en la mañana, comida, merienda de la tarde y cena. Por ninguna razón elimine en su hijo las 3 comidas principales, desayuno, comida y cena.

· El tratamiento de la obesidad infantil debe ser una tarea que implique un trabajo conjunto con el profesional de salud y toda la familia, ya que el tratamiento se basa en la modificación de los estilos de vida, lo que implica la alteración de sus hábitos alimentarios y físicos.

· Se debe trabajar también con la conducta específicamente el autocontrol. Esto será clave para que la dieta surta efecto, por lo que los estímulos que este reciba serán determinantes en su proceso de cambio. Dígale al niño lo mucho que lo aprecia tal como es, como es importante para su salud mejorar el peso, recálquele los aspectos positivos que va logrando cada vez y estimúlelo y apóyelo en cada cambio que deba hacer.

Para el profesional de la salud ser� importante conocer los hábitos alimentares y conductuales del niño y de la familia. Saber cuánto comen, con qué frecuencia, el ejercicio que realizan, entre otros. A partir de eso se puede detectar mejor lo que provoca la obesidad del niño.

Para estimular la actividad física en su niño, debe buscar actividades atractivas e interesantes para ellos, el futbol, la natación y el ballet por lo general suelen gustarles, y si lo hacen en grupo será más fácil para ellos continuarla. Sin embargo, si el niño es muy sedentario y le cuesta mucho el ejercicio, debe empezarse con alguna actividad más tranquila de manera que el niño no se asuste o se canse y al final lo rechace.

Puede promocionar movimiento en las actividades cotidianas para ir alejándose del sedentarismo poco a poco, hasta que el niño lo transforme en habito y lo pueda mantener en el tiempo.

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